La compasiva Glumdalclitch y el enorme Quinbus Flestrin
Recuerdo que de pequeño me regalaron un libro con la historia de Liliput, del mismo formato que los tebeos de tapas duras, con grandes y preciosas ilustraciones y poquito texto al pie de página. Durante años creí que las aventuras de Gulliver se reducían a lo que le acontecía con liliputienses y blefuscudianos, y me sorprendió que aquello apenas era una cuarta parte de la novela.
Una de las cosas que más me están gustando del libro es la manera de narrar de Jonathan Swift, parcamente descriptiva, quizás demasiado en algunos capítulos, dejándote con ganas de saber más sobre los países que va visitando el protagonista y las gentes que los habitan; una buena artimaña para engancharte a la narración. Frecuentemente describe algunos detalles de un personaje, localización o costumbre local, y en el capítulo siguiente añade unos pocos (muy pocos) más, sin por ello dar la sensación de dar saltos, sino más bien esa cualidad que tienen los oradores o viejos cuenta cuentos de soltar y retomar tramas, olvidar y recordar detalles y reinsertarlos con completa naturalidad.
Otra muestra de la genialidad de Swift es que la historia funciona a dos niveles, como cuento de aventuras juvenil y como relato crítico, plagado de ironías, sobre la sociedad, la política y el ser humano, donde los nuevos mundos que visita Gulliver no son otra cosa sino exageraciones de los defectos y mezquindades humanas. Bueno y algunas virtudes también, pero menos.
El personaje que más me ha gustado de momento, a parte del propio Gulliver, ha sido la adorable Glumdalclitch (que significa pequeña niñera en la lengua de los gigantes) que es la niña que se encarga de los cuidados de Gulliver, con el que mantiene una relación de afecto muy particular, como si fuera una mascota a la que trata con cariño y sumo cuidado por su tamaño. Gulliver también siente un cariño especial por la niña, principalmente porque mientras su padre le explotaba exhibiéndolo públicamente durante horas, día tras día, hasta el punto de enfermar y estar al borde de la muerte (motivo por el cual, el inhumano gigante, decide explotarlo más si cabe y aprovechar el poco tiempo que parece quedarle de vida), Glumdalclitch es la única que le protege y sufre con él, con lágrimas en los ojos, las barbaridades que le inflinge su familia.
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