Scythe Lore

Idas de pelota en general y onanismo musical en particular

viernes, julio 13, 2007

nine inch nails - Year Zero

Como ya escribí en una entrada reciente, pienso que estamos viviendo una buena época en lo que a música se refiere. No tan buena como la primera mitad de los 90, pero cada vez se pueden encontrar más jugosos frutos a los que dar un buen bocado de placer auditivo. El requisito es buscar, no anquilosarse en las radiofórmulas y sobre todo no perder el sentido crítico, porque al final te acabas creyendo que lo que le pasa al del Canto del Loco es que tiene “rock attitude”.

Pero claro, una cosa es que haya buenos discos y buenas bandas, de las que te estremecen en directo (oh Marah!), y otra encontrarse con una obra que, probablemente, sea de las primeras piezas de orfebrería musical de este siglo. Y es que aunque ya sabía que Mr. Reznor es un individuo talentoso no me podía imaginar que tras With Teeth (2005), nos iba a traer un artefacto sónico como este. Ojo, no estoy diciendo que el anterior disco sea malo, ni mucho menos, simplemente fue más… ligero, con menos pretensiones, más directo, más crudo, más rockero, y desde luego eso no me parece nada negativo, pero tan poco te hace esperar que lo siguiente sea una obra conceptual de la envergadura de Year Zero.

No es raro en Nine Inch Nails hacer que las canciones de un disco giren sobre un tema más o menos común: The Downward Spiral (1994) era prácticamente el diario de un yonki, la bajada a los infiernos de la droga de su creador, lleno de rabia y violencia y con el desasosiego final de verse incapaz de salir del agujero (impresionante Hurt). En The Fragile (1999) nos desnudó su alma, enseñándonos los miedos y debilidades de alguien que ha estado durante tanto tiempo unido a una pareja destructiva, y ahora duda que pueda vivir sin ella (sí, otra vez la droga). Luego, una vez limpio y recuperado, nos hizo un disco de canciones autónomas como fue With Teeth, aunque en más de una se percibía una crítica al gobierno de Bush Jr. Y está claro que ese tema ha seguido dando vueltas en la cabeza de Reznor, y ha cuajado en esta historia futurista de gobierno totalitarista.

Todo aficionado a la ciencia ficción sabe que esta suele ser un buen vehículo para hablar, metafóricamente, de problemas actuales o de hacia donde nos pueden conducir determinados aspectos de nuestra sociedad. De eso trata Year Zero, de lo que podría ser el futuro de un gobierno a favor de la guerra preventiva, del recorte de libertades por la seguridad del pueblo y de que no le interrumpan el sueño si un huracán se lleva por delante una ciudad con mayoría de opositores. Así nos encontramos en una sociedad donde la felicidad es una imposición legal y para ello se suministra al vulgo de sustancias que eviten cualquier sentimiento de disconformidad y que hagan más placenteras y duraderas las actividades de ocio y consumo (como podéis comprobar algo totalmente alejado de nuestra realidad). Y así dividida en capítulos-canciones, va desarrollándose esta historia que deja clara la influencia de Orwell y Huxley.

El principio con Hyperpower!, una pseudo-marcha militar, deja claro que aquí va a imperar la electrónica enrarecida y las guitarras han pasado a un segundo plano. Después llegan las primeras joyas del disco, The Beginning Of The End y Survivalism, lo más rockero que vamos a encontrar en él. Pero en mi opinión lo mejor está en los momentos en que consigue turbarnos a base de ruidismo industrial, como en Vessel o la genial Me, I’m Not. Una de las cosas que más me ha sorprendido es lo suelto que se nota a Reznor cantando. Es sabido que no tiene ningún derroche de voz, es buen compositor, talentoso productor e imaginativo ingeniero de sonido, pero los hados no le dieron unas cuerdas vocales privilegiadas, así que siempre lo ha suplido con oficio, pero esta vez incluso se atreve con los falsetes o le da una entonación chulesca en canciones que lo requieren, como la ochentera Capital G. Otra de las grandes del disco es My Violent Heart, con un estribillo de lo más tecno-dance o la asfixiante The Great Destroyer con una segunda mitad en la que la canción se va descomponiendo así misma. Pero sobre todo me quedo con las dos canciones que cierran el disco, la preciosa In This Twilight y Zero Sum, otra opresiva pieza de ruidos electrónicos en la que poco a poco se van imponiendo el piano y el coro de voces.

Si este Año Cero es realmente trascendente, si es una genialidad de esta “era vulgar” en la que nos ha tocado vivir, solo el tiempo lo dirá. Al menos para mi no anda muy lejos de otras obras conceptuales que marcaron historia, como The Wall o Antichrist Superstar.



Survivalism

3 Comments:

At 11:40 a. m., Blogger M.J. said...

¡TRENT, GUAPO GUAPOOOOOOOOOOOOOO! ARF ARF ARF

 
At 11:50 a. m., Blogger Ramón Orts said...

Un momentín, levánteme los pies que paso el mocho... así... ya está. :)

 
At 9:12 p. m., Blogger M.J. said...

Ahora en serio, me gusta el disco. Mucho.

 

Publicar un comentario

<< Home