Unas cañejas
Creo que alguna vez ya he comentado que desde hace años no tengo buen sueño, suelo despertarme continuamente por la noche o tener la sensación de que ni estoy despierto ni dormido, con lo cual habitualmente estoy agotado. Últimamente me ha sucedido más si cabe y no he pasado pocas noches en vela dándole vueltas al tarro y magnificando los problemas hasta límites apocalípticos (¿por qué será que los problemas en la cama se convierten en colosales?). Pero llevo varios días saliendo de casa a eso de las 7 o 7:30 y andando hasta que llega la hora de abrir la tienda, suelo aprovechar que tengo el gestor, el banco, un proveedor y la tienda cada uno en una punta de Alicante, así que me meto unas buenas palizas a caminar. También he cogido la costumbre de por las noches tomarme una cervecita, y oye mano de santo. Anoche aprovechando que me hizo una visita el Sr. D. me pedí una pinta de tostada, Spitfire (porque la Kilkenny está desaparecida, aunque dicen por ahí que hay un local en un pueblo de la provincia donde la siguen sirviendo, pero claro esto me huele más a leyenda urbana que a otra cosa). Puesto que D., Javi y un servidor salimos de nuestros negocios casi a la misma hora, me plantearía lo de convertirlo en algo habitual. Bueno Javi de momento se nos ha escapado porque no le habíamos avisado con tiempo (excusas para quedar con alguna moza, seguro :D ).
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