Si alguna vez fui un ave de paso
Hay que ver lo que cambiamos con el paso del tiempo, algunos dicen que no es así, que las personas siempre somos iguales, para bien y para mal, pero constantemente veo que no es así, quizá algunos siguen siendo los mismos en lo esencial, tienen la misma personalidad y solo han variado algo el carácter o la percepción que tienen del mundo que nos rodea y como lo afrontan.
Desde hace tiempo que de vez en cuando me cruzo con antiguos compañeros de estudios, amigos, etc, que hacia tiempo que no veía, y es verdad que algunos, pocos, no han cambiado nada. Por ejemplo Carlos y Rosa (Carlakos y Rosánkana en el instituto), son uno de esos pocos casos, son los mismos de siempre, igual de risueños y cachondos, dispuestos a invitarte a unas birras mientras berreáis ese estribillo de los Saxon o los Maiden, da igual que tengan una casa en común, que se hayan casado y tengan un niña preciosa… pero preciosa preciosa de verdad, que anda (o lo intenta) desde hace una semanita; son ellos, se miran a los ojos, sonríen y ves que siguen enamorados, no como cuando eran unos adolescentes, pero casi.
Sin embargo otros como el Sr. F. (prescindiré de poner su nombre), diría que han sido abducidos o que una entidad extraña ha poseído sus cuerpos como las vainas de La Invasión de los Ultracuerpos, hablo de una persona con la que podías mantener una conversación interesante durante horas y horas sobre casi cualquier tema, y ahora todo su repertorio se reduce al BMW que se ha comprado tal “cabrón”, el chalete en la playa de su cuñado, los millones que gana y/o se gasta la querida de nosequién, etc, etc. Por no decir la de puñaladas traperas que va asestando por la espalda a todos y cada uno de los que nombra. Vamos, una joyita que a los cinco minutos te hace morirte de ganas de espetarle un “MEABUUUUUUURRO”, pero servidor, lamentablemente, es educado y se limita a mirar al tendido y asentir de vez en cuando mientras mira el reloj y dice “uy, pero que tarde se me hace”.
Quizá estos dos casos estén en puntos extremos, pero he visto más de los últimos que de los primeros, y está claro que nos ocurre a todos, y aunque sea poco la vida nos va cambiando. Lo hablaba hace un par de días con un amigo, como al pasar el tiempo nos enfrentamos de distinta manera ante una situación similar, como aquello que antes te gustaba tanto ahora te parece insulso, como esa película que jamás te gustó ahora te parece una genialidad o esa canción que no te decía nada ahora se te clava en el alma. Por ejemplo en mi caso siempre me ha gustado Serrat, no ha sido una pasión pero desde niño lo he oído en casa y me sé unas cuantas canciones suyas de memoria. Pero de repente un día, después de tanto tiempo de tenerla ahí grabada en la cabeza, con un montón de años más y unos cuantos fantasmas del pasado a cuestas, te encuentras cantando Lucía o Aquellas Pequeñas Cosas y no puedes evitar la congoja y que el corazón se te llene de amargura.
Aquellas Pequeñas Cosas
Desde hace tiempo que de vez en cuando me cruzo con antiguos compañeros de estudios, amigos, etc, que hacia tiempo que no veía, y es verdad que algunos, pocos, no han cambiado nada. Por ejemplo Carlos y Rosa (Carlakos y Rosánkana en el instituto), son uno de esos pocos casos, son los mismos de siempre, igual de risueños y cachondos, dispuestos a invitarte a unas birras mientras berreáis ese estribillo de los Saxon o los Maiden, da igual que tengan una casa en común, que se hayan casado y tengan un niña preciosa… pero preciosa preciosa de verdad, que anda (o lo intenta) desde hace una semanita; son ellos, se miran a los ojos, sonríen y ves que siguen enamorados, no como cuando eran unos adolescentes, pero casi.
Sin embargo otros como el Sr. F. (prescindiré de poner su nombre), diría que han sido abducidos o que una entidad extraña ha poseído sus cuerpos como las vainas de La Invasión de los Ultracuerpos, hablo de una persona con la que podías mantener una conversación interesante durante horas y horas sobre casi cualquier tema, y ahora todo su repertorio se reduce al BMW que se ha comprado tal “cabrón”, el chalete en la playa de su cuñado, los millones que gana y/o se gasta la querida de nosequién, etc, etc. Por no decir la de puñaladas traperas que va asestando por la espalda a todos y cada uno de los que nombra. Vamos, una joyita que a los cinco minutos te hace morirte de ganas de espetarle un “MEABUUUUUUURRO”, pero servidor, lamentablemente, es educado y se limita a mirar al tendido y asentir de vez en cuando mientras mira el reloj y dice “uy, pero que tarde se me hace”.
Quizá estos dos casos estén en puntos extremos, pero he visto más de los últimos que de los primeros, y está claro que nos ocurre a todos, y aunque sea poco la vida nos va cambiando. Lo hablaba hace un par de días con un amigo, como al pasar el tiempo nos enfrentamos de distinta manera ante una situación similar, como aquello que antes te gustaba tanto ahora te parece insulso, como esa película que jamás te gustó ahora te parece una genialidad o esa canción que no te decía nada ahora se te clava en el alma. Por ejemplo en mi caso siempre me ha gustado Serrat, no ha sido una pasión pero desde niño lo he oído en casa y me sé unas cuantas canciones suyas de memoria. Pero de repente un día, después de tanto tiempo de tenerla ahí grabada en la cabeza, con un montón de años más y unos cuantos fantasmas del pasado a cuestas, te encuentras cantando Lucía o Aquellas Pequeñas Cosas y no puedes evitar la congoja y que el corazón se te llene de amargura.
Aquellas Pequeñas Cosas
3 Comments:
Yo sí que siento que he cambiado... No sé si para bien o para mal. ¿Te aburres cuando hablas conmigo igual que como te aburres con el Sr. F? Espero que no... Al fin y al cabo yo no hablo de coches ni de la lotería...
:-D
Besitos, Mr. Melancolía.
Bueeeno...
A veces si que te haces un poco densa al hablar del futbol y el bingo, pero por lo demás bien, dentro de los límites tolerables XD
Besos
Claro que te lo permito y por supuesto que has cambiado, ahora estás mucho más delgado y apetecible mmmmmmmm
Por supuesto que hemos cambiado, quizás no mucho pero si en algunos puntos significativos. Por ejemplo hace unos años ni se me hubiera pasado por la cabeza la idea de tener un hijo, sin embargo ahora, cada vez que veo un crio, a la hija de estos amigos o a Laurita, una niña que viene a la tienda con su hermana a pedirme "juegos para niños que sean fáciles, tienes del pato donald?" con sus mochetes y su sonrisita de oreja a oreja, me da un nosequé en el estómago y no le levanto la camiseta para hacerle una pedorreta porque seguro que algún imbecil me acusaría de pederasta XD
Publicar un comentario
<< Home